PÁGINAS

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Dedicado a las Víctimas

  


Dedico este artículo a las víctimas del atentado de París y de todos los atentados hasta ahora acontecidos  que  nos hacen contener la respiración a todos los habitantes de este planeta.
La respiración. Símbolo de vida.
Con una inhalación venimos a este mundo y también nos vamos de él. Dejamos de respirar cuando una noticia tan abrumadora como esta impacta directamente en nuestro corazón como si inconscientemente quisiésemos desaparecer para no tener que escucharla.
Buscando un sentido a esta barbarie  recordé un escrito que leí hace unos días, decía así…

Un antiguo indio Cherokee  dijo a su nieto, hijo mío, dentro de cada uno de nosotros hay una batalla entre dos lobos. Uno es Malvado. Es la ira, la envidia, el resentimiento, la inferioridad, las mentiras y el ego. El otro es Benévolo. Es la dicha, la paz, el amor, la esperanza, la humildad, la bondad, la empatía, la verdad. El niño pensó un poco y preguntó, ¿Abuelo, que lobo gana? El anciano respondió, “El que alimentas”.

En la teoría Zen del Yin y el Yang se considera que el ser espiritual y divino de todas las personas está concebido  como una unidad integrada en una sola fuerza matriz. Sin embargo, cuando el ser viene a la tierra a experimentar y a transcender el ego, irremediablemente necesita la polaridad entre dos fuerzas para poder manifestarse, elegir, aprender e integrar los opuestos en sí mismo. Todos y cada uno de nosotros necesitamos las dos energías; de hecho la circulación energética de los meridianos de nuestro organismo en estado de salud es un equilibrio perfecto y continuo de yin y yang. Las dos fuerzas son compatibles y complementarias; tenemos meridianos de tipo yin y de tipo yang , como también tenemos unos órganos yang y otros que son de naturaleza yin. Una fuerza impulsa a la otra.

Una metáfora china dice que… la noche empieza a las 12 del mediodía. Es decir, del máximo yang (12 del mediodía, la energía más activa) nace el Ying (la noche, el reposo, la calma), una energía yin que acaba justo cuando empieza a generarse el yang (a las 12 y un minuto de la madrugada). Una energía nace de la otra y se crea una perfecta simbiosis entre ellas.

Esto es lo que representa el conocido símbolo del Tai Chi: el yin penetrando en el yang impulsándolo, y a la inversa. Si imaginamos este antiguo anagrama en movimiento: la punta blanca avanzando hacia la profunda zona negra del yin, y la energía yin entrando y empujando la zona blanca o yang.
Entendiendo estas dos fuerzas opuestas que habitan en el interior del ser humano veo con más claridad que… mientras unos matan sin piedad, alimentados por el odio que han  generado sus miedos. Otros indignados por  el terror que ellos han provocado levantamos una bandera blanca en nombre de la paz.
Solo el día que logremos transcender  nuestros egos podremos  dejar atrás el camino de la dualidad para poder experimentar el amor universal tan necesario en estos momentos.

Virginia Rey



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