Dedico este artículo a las víctimas del atentado de París
y de todos los atentados hasta ahora acontecidos que
nos hacen contener la respiración a todos los habitantes de este planeta.
La respiración. Símbolo de vida.
Con una inhalación venimos a este mundo y también nos
vamos de él. Dejamos de respirar cuando una noticia tan abrumadora como esta
impacta directamente en nuestro corazón como si inconscientemente quisiésemos desaparecer
para no tener que escucharla.
Buscando un sentido a esta barbarie recordé un escrito que leí hace unos días,
decía así…
Un antiguo indio Cherokee dijo a su nieto, hijo mío, dentro de cada uno
de nosotros hay una batalla entre dos lobos. Uno es Malvado. Es la ira, la
envidia, el resentimiento, la inferioridad, las mentiras y el ego. El otro es
Benévolo. Es la dicha, la paz, el amor, la esperanza, la humildad, la bondad,
la empatía, la verdad. El niño pensó un poco y preguntó, ¿Abuelo, que lobo
gana? El anciano respondió, “El que alimentas”.
En la teoría Zen del Yin y el Yang se considera que el
ser espiritual y divino de todas las personas está concebido como una unidad integrada en una sola fuerza
matriz. Sin embargo, cuando el ser viene a la tierra a experimentar y a
transcender el ego, irremediablemente necesita la polaridad entre dos fuerzas
para poder manifestarse, elegir, aprender e integrar los opuestos en sí mismo. Todos
y cada uno de nosotros necesitamos las dos energías; de hecho la circulación
energética de los meridianos de nuestro organismo en estado de salud es un
equilibrio perfecto y continuo de yin y yang. Las dos fuerzas son compatibles y
complementarias; tenemos meridianos de tipo yin y de tipo yang , como también
tenemos unos órganos yang y otros que son de naturaleza yin. Una fuerza impulsa
a la otra.
Una metáfora china dice que… la noche empieza a las 12 del
mediodía. Es decir, del máximo yang (12 del mediodía, la energía más
activa) nace el Ying (la noche, el reposo, la calma), una energía yin que acaba
justo cuando empieza a generarse el yang (a las 12 y un minuto de la
madrugada). Una energía nace de la otra y se crea una perfecta simbiosis entre
ellas.
Esto es lo que representa el conocido símbolo del Tai Chi:
el yin penetrando en el yang impulsándolo, y a la inversa. Si imaginamos este
antiguo anagrama en movimiento: la punta blanca avanzando hacia la profunda
zona negra del yin, y la energía yin entrando y empujando la zona blanca o yang.
Entendiendo estas dos fuerzas opuestas que habitan en el
interior del ser humano veo con más claridad que… mientras unos matan sin
piedad, alimentados por el odio que han generado sus miedos. Otros indignados por el terror que ellos han provocado levantamos
una bandera blanca en nombre de la paz.
Solo el día que logremos transcender nuestros egos podremos dejar atrás el camino de la dualidad para
poder experimentar el amor universal tan necesario en estos momentos.
Virginia Rey